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jueves, 9 de julio de 2015

ARTE BIZANTINO EN ESPAÑA

CUANDO LOS BIZANTINOS LLEGARON A ESPAÑA

Fuentes

Las fuentes documentales sobre la España bizantina son muy escasas y fragmentarias. Como consecuencia de dicha escasez, es poca la información que se conoce con seguridad y muchos aspectos fundamentales no han quedado establecidos y siguen siendo objeto de especulación: la fecha y lugar del desembarco bizantino, el tamaño de la fuerza expedicionaria, la capital de la provincia, la extensión de la misma, la situación de la ceca bizantina, la fecha de la definitiva expulsión... Todos estos aspectos y otros muchos siguen abiertos a la discusión histórica.
Isidoro de Sevilla, autor de laHistoria Gothorum, una de las fuentes para este periodo.
Ni un solo autor bizantino escribió sobre la conquista.2 De los grandes cronistas de la época, Procopio de Cesarea termina su relato de las guerras de Justiniano en el mismo año en que la expedición bizantina se hizo a la mar; y Jordanes, en su Getica, solamente informa de que una flota está preparándose y de quién es su comandante. Este silencio es especialmente decepcionante por la gran calidad y detalle del relato que se ha conservado sobre las otras guerras de expansión de Justiniano.
El único relato continuo de la España visigoda en el periodo 507-568 es la Historia Gothorum (Historia de los godos) de Isidoro de Sevilla, a la que Thompson califica de «panegírico de los godos» e «indigna de haber sido escrita por el famoso sabio».3 En ella los hechos figuran sin cronología ni contexto y con escasos comentarios.
Para el periodo 567-590 se dispone de la extraordinaria crónica escrita por Juan de Biclaro. Esta crónica se centra en el reino visigodo y solamente trata de la provincia bizantina en cuanto objeto de las campañas militares de los visigodos.
A partir de 590 la fuente casi única vuelve a ser el deficiente relato de Isidoro de Sevilla.
En cuanto a las fuentes arqueológicas, también son muy escasas. Ver la sección Arqueología.

Contexto histórico

Los visigodos

Extensión del reino visigodo hacia el año 500 d. C.
Los visigodos eran un pueblo germánico originario de Gotland,4 en la actual Suecia, que en el marco de las invasiones bárbaraspenetraron en el Imperio romano a finales del siglo IV y tras diversas vicisitudes, en el año 418 se instalaron en la provincia de Aquitania Secunda, en la costa occidental de la Galia, en calidad de foederati del Imperio.5 Entre las funciones asignadas a los visigodos estaba el mantenimiento de la pax romana en Hispania, amenazada por otros pueblos bárbaros y por frecuentes revueltas campesinas conocidas como bagaudas.6 Con ese título, los visigodos fueron penetrando en Hispania, y a finales del siglo V, ya desaparecido el Imperio romano de Occidente y convertidos en reino, alcanzaron su máxima expansión. En ese momento formaban la mayor unidad política de Europa Occidental, que abarcaba desde la margen sur del río Loira al estrecho de Gibraltar, con la única excepción de Gallaecia y las montañas vascas.7
En 507, los visigodos sufrieron una desastrosa derrota en la batalla de Vouillé a manos de los francos y perdieron todas sus posesiones al norte de los Pirineos, excepto la Septimania. Como consecuencia, los visigodos emigraron masivamente a Hispania8 y trasladaron su capital a Toledo, intensificándose la germanización de la península ibérica, que hasta ese momento los visigodos habían considerado como unos dominios marginales y que a partir de Vouillé pasaron a ser la esencia de su reino.9
Cuando se instalaron definitivamente en la península Ibérica, los visigodos eran el pueblo más romanizado de los germanos que habían entrado en el Imperio romano.10 Sin embargo, eran arrianos, es decir, herejes a ojos de sus súbditos hispanorromanos, y hablaban su propia lengua, el gótico.
Los visigodos constituían una pequeña minoría de la población y, a falta de estadísticas, se puede afirmar que eran superados por sus súbditos hispanorromanos en una proporción de 10 a 1.11

Los hispanorromanos

La división provincial romana siguió vigente durante la dominación visigoda.
Los hispanorromanos eran los habitantes indígenas de Hispania que, tras siglos de dominación romana, habían adoptado la cultura romana. La romanización de Hispania fue muy profunda, debido a su temprana conquista.
Bajo la dominación visigoda se mantuvo la estructura administrativa romana: división provincial, gobernadores con sus consejos, tribunales, derecho romano, impuestos, etc.
Al parecer, la población romana, o al menos la minoría educada, tenía una gran conciencia de nacionalidad frente a otras pueblos con los que estaban en contacto: griegos, godos, judíos, etc.12 Aunque existían diversas minorías religiosas (paganosjudíospriscilianistas, etc.), la gran mayoría de los hispanorromanos eran católicos ortodoxos.13

Los bizantino

Desarrollo de los hechos

Conquista y establecimiento de la provincia[editar]

Ya hacia el año 546 un ejército bizantino había derrotado a Teudis en la disputa por Ceuta, que era una cabeza de puente importante para el plan del emperador bizantinoJustiniano I de reconquistar Hispania, como había planeado tras la recuperación de las provincias del Antiguo Imperio romano de África (533) e Italia, conquistada a losostrogodos en 554.
Según Isidoro de Sevilla, el año 552 se firmó un pacto entre el noble visigodo Atanagildo y Justiniano por el que el primero solicitaba ayuda militar para combatir a su rival, el rey visigodo Agila I. No está claro en que consistió el pacto, aunque es posible que se acordara la cesión de territorios costeros, que eran de alto interés político-económico para el imperio Bizantino.
Ese año tropas bizantinas desembarcaron en Carthago Nova (Cartagena), ocupando otras importantes ciudades costeras y continuando su avance hacia el interior.
La ocupación se vio favorecida por la debilidad política y económica de los visigodos en las antiguas provincias romanas Cartaginense y Bética, que estaban dominadas mayoritariamente por terratenientes hispanorromanos hostiles a la dominación visigoda, y con una población fuertemente romanizada, siendo la ciudad de Corduba (Córdoba) un importante bastión de rebeldía.
Tras el fin de la conquista de Italia, Justiniano abordó una posible conquista de toda la península ibérica, para lo que envió refuerzos a sus bases en el litoral sudoriental de Hispania, desembarcando un notable contingente armado en Cartagena, que avanzó hasta Baza, y otro en Malaca, que se internó hasta Sevilla y quizá hasta Mérida. Sin embargo, Agila fue asesinado el 555, con lo que los visigodos se unieron en torno a Atanagildo y derrotaron al ejército bizantino, impidiendo que conectaran los dos cuerpos de ejército.
El rey visigodo obligó a los bizantinos a replegarse a las ciudades costeras ya conquistadas, donde se estableció la provincia bizantina de Spania, que comprendía también lasIslas Baleares. Aunque no existen datos fiables sobre la organización de dichos territorios, existe cierto consenso acerca de que Cartagena, con el nombre de Cartago Spartaria, se convirtió en la capital de la provincia,14 y su administración correspondió a un magister militum Spaniae, con poder civil y militar. A partir de entonces se estableció una paz en la zona que se prolongó hasta la muerte del emperador Justiniano en 565.

La reconquista visigoda

Regnum Visigothorum hacia 560.
Las tropas bizantinas en Spania no eran muy numerosas, debido a las guerras que mantenía el Imperio bizantino en otras regiones. Esta escasez de tropas hizo que los bizantinos se fortificaran en las ciudades que habían ocupado, dejando el terreno abierto a los visigodos y comenzando así un período de esporádicas luchas, sin resultados para ambos bandos.
El emperador Justiniano I murió en 565 y el rey Atanagildo falleció en 567. Los sucedieron Justino II, sobrino del emperador, y el rey Liuva I, respectivamente. El rey Liuva I asoció al trono a su hermano Leovigildo y murió en 572, quedando Leovigildo como rey. Con él se inició el fin de la provincia de Spania. El reinado de este monarca estuvo lleno de conflictos militares, políticos y religiosos, que con gran habilidad logró superar, logrando además conquistar una buena parte de la provincia de Spania.
Desde el 565, Atanagildo y sus sucesores, Liuva I y Leovigildo, fueron acosando con sucesivas campañas al poder bizantino, que se vio finalmente relegado a las ciudades del litoral. A finales del reinado de Recaredo, en los últimos años del siglo VI, los visigodos sufrieron algunas derrotas, según testimonio de Isidoro de Sevilla, y Bizancio consiguió tomar otras plazas interiores, quizá en la actual provincia de Almería y región de Murcia.

El fin de la provincia

Sin embargo, en el balance de ininterrumpidas campañas que se sucedieron desde el reinado de Witerico (603-610), la provincia imperial bizantina fue perdiendo terreno progresivamente. Su sucesor visigodo, Gundemaro, atacó también a Bizancio durante su breve reinado, sin mucha fortuna. Sisebuto, rey desde 611, emprendió dos campañas con resultados favorables; al parecer, cayó Málaga, pues en el II Concilio Visigodo de Sevilla, celebrado en 619, estuvo presente el obispo de la importante ciudad costera. Al año siguiente fue destruida Cartagena y esta ya no recuperaría su obispado visigodo.
El inicial apoyo de los hispanorromanos al Imperio bizantino se fue volcando hacia los siguientes reyes visigodos, ya convertidos al catolicismo desde 589, apurando de esta forma la conquista de territorios de la provincia de Spania hasta el año 624, cuando durante los reinados del visigodo Suintila y del emperador Heraclio los bizantinos abandonan definitivamente sus últimos establecimientos en las ciudades de la zona del estrecho que aún conservaban.

La extensión de la provincia

La ocupación bizantina y la Provincia de Spania.
La extensión territorial de la provincia bizantina es uno de los puntos que permanecen sin esclarecer. Existe evidencia de la ocupación de Malaca y Carthago Spartaria, las actualesMálaga y Cartagena. También se sabe que Asidona (Medina-Sidonia) y Sagontiaa fueron recuperadas por los visigodos de manos bizantinas. Respecto a Basti (Baza), Juan de Biclaro afirma que Leovigildo «devastó lugares que pertenecían a las ciudades de Baza y Málaga, tras rechazar a los soldados bizantinos», lo cual se interpreta como que Leovigildo devastó elterritorium de ambas ciudades que estaban ocupadas por los bizantinos.2
Así, las únicas ciudades de cuya ocupación por tropas bizantinas estamos seguros son las mencionadas Malaca (Málaga), Carthago Spartaria (Cartagena), Asidona (Medina-Sidonia), Sagontia (Gigonza) y Basti (Baza).
Las tropas de Justiniano ocuparon una parte importante de las provincias de la Bética y laCarthaginense y no hay duda de que controlaron toda la costa comprendida entre Cartagena y la desembocadura del Guadalete.b La parte más discutida es la extensión de la provincia hacia el interior. Un punto clave de la discusión es la ocupación de Corduba (Córdoba). Como hemos visto, la ciudad estaba en rebeldía contra Agila y muchos historiadores dan por hecho su ocupación por las tropas de Justiniano e incluso algunos la han considerado la primera capital de la provincia bizantina.15
De acuerdo con esta falta de evidencia histórica, cada autor nos ofrece su propia interpretación de la extensión de la zona ocupada por los bizantinos. Así, Orlandis Rovira (1988, pp. 68, 69) considera que la franja costera ocupada estaba «comprendida entre la desembocadura del Guadalete y el norte de Cartagena», mientras que da como improbable la posible ocupación de Córdoba y Sevilla por tropas imperiales. Norwich (1990, p. 254) dice que controlaron toda el área al sur de una línea imaginaria entre Gades (Cádiz) y Valentia (Valencia) y da por hecho que esto incluye la ocupación de Corduba (Córdoba). García de Cortázar Ruiz de Aguirre (2005, p. 136) muestra un mapa (ver ilustración) en el que la zona costera ocupada se extiende aproximadamente entre las actuales Portimão (en el Algarve portugués) y Alicante, mientras que hacia el interior incluye Corduba (Córdoba) e Hispalis (Sevilla).

Administración

Lápida de Comenciolo en el Museo Arqueológico de Cartagena.
La ciudad de Carthago Nova (Cartagena), que había sido saqueada y destruida por los vándalos en 425, fue reconstruida, reamurallada, renombrada como Carthago Spartaria, o Justina, y designada como capital provincial.16 Principal testimonio de la reconstrucción de la ciudad es la lápida de Comenciolo que se colocó sobre las puertas de la entrada a la ciudad y que en la actualidad se encuentra en elmuseo arqueológico de Cartagena. La ciudad fue puesta bajo mandato de un gobernador que aparece en el texto llamado Comenciolo y designado como magister militum Spaniae. La inscripción data de entre el 1 de septiembre de 589 y el 13 de agosto de 590.17 Su texto reza:
QVISQVIS ARDVA.TVRRIVM MIRARIS.CVLMINA.
VESTIBVLVMQ(ue).VRBIS. DVPLICI. PORTA. FIRMATVM.
DEXTRA L(a)EVAQ(ue) BINOS PORTICOS.ARCOS
QVIBUS.SVPERVM. PONITVR CAMERA CURVA CONVEXAQ(ue).
COMENCIOLVS.SIC.HAEC IVSSIT.PATRICIVS
MISSVS. A MAVRICIO.AVG.CONTRA.HOSTES.BARBAROS.
MAGNVS.VIRTUTE.MAGISTER.MIL(ilitiae).SPANIAE.
SIC.SEMPER.HISPANIA.TALI.RECTORE.LAETETVR.
DVM.POLI.ROTANTVR.DVMQ(ue). SOL.CIRCVIT.ORBEM.
ANN(o) VII. AVG(usti). IND(ictione). VIII
Quien quiera que seas, admira la difícil altura de estas torres, el vestíbulo de la ciudad, fortificado con una puerta doble, y, a derecha e izquierda, los dos pórticos y los arcos a los que se superpone una cámara curva y convexa. El patricio Comenciolo, enviado por el emperador Mauricio contra los enemigos bárbaros, mandó hacer así todas estas cosas. General del ejército de Hispania, y grande por su valor, así Hispania siempre se alegrará por tal gobernante, mientras los polos giren y el sol circunde el orbe. Año VIII de Augusto. Indicción VIII. (años 589-590 d.C.)
Apenas quedan restos pero el imperio bizantino también llegó a controlar una pequeña parte de España.La conquista se produjo en tiempos de Justiniano, con su famoso general Belisario. La idea era volver a reconstruir el antiguo Imperio Romano, y para ello se conquistaron territorios en Grecia, el Norte de África, Italia o España. Los puedes ver en este mapa.







 Tomado de http://2eso.wordpress.com/2006/11/26/analisis-de-un-mapa-historico/
En concreto los bizantinos consiguieron conquistar a los visigodos el sureste peninsular, desde Alicante a Murcia y una gran parte de Andalucía. Sus grandes capitales fueron Cartago y Málaga ¿las encuentras en el mapa con sus nombres antiguos?









Tomado de http://vidayeltiempo.blogspot.com.es/2011/06/spania-la-provincia-mas-occidental-de.html
Los bizantinos controlaron la zona entre 552 y 624 d.C., aunque quedan escasos restos de esta zona llana Spania





 













El Imperio Bizantino en territorios valencianos.



Hispania fue una provincia del Imperio Bizantino entre 
los siglos VI y VII, en época del emperador Justiniano I, el Grande.

Archivo:Meister von San Vitale in Ravenna.jpg
Mosaico con el retrato de Justiniano en 
la iglesia de San Vital en Rávena, Italia.

        La provincia de Spania, fue una provincia del Imperio Bizantino entre los siglos VI y VII, formada como parte de las campañas militares del emperador Justiniano I el Grande, en su intento por restaurar el Imperio Romano de Occidente. Su territorio incluía la parte costera del sureste de la península Ibérica y las islas Baleares, así como la ciudad de Ceuta.
     Tras el asesinato del rey visigodo Teudisclo en el año 549, la sucesión del trono hispano se la querellan entre Agila y Atanagildo. Agila I busca ayuda en el ejército bizantino, a cambio de cederles un pedazo de tierra en la franja costera del Mediterráneo hispano, desde Huelva hasta posiblemente Sagunto. La tropa bizantina tomó Cartagena como capital del territorio, denominándola Carthago Spartaria . Esta zona colonizada por los bizantinos resultó muy favorecida en cuanto a los negocios y labores de sus habitantes, hasta el punto de que cuando el rey visigodo Leovigildo trató de recuperar estas tierras, sufrieron diversos reveses por parte de sus gentes, que no querían la dominación visigoda.
      Los visigodos de Leovigildo  lucharon contra los bizantinos, y al cabo de 50 años de pacífica posesión bizantina de las tierras del este y del sur, consiguieron conquistar los territorios. Los visigodos crearon nuevas sedes episcopales que suplían a las que estaban en manos de los bizantinos, como la sede episcopal de Elo (Elda) que suplantó la de Ilici, y otra en Begastrum (Cehegín) en ligar de la de Cartagena. La sede episcopal de Toledo suplantó a la de Cartagena, metropolitana desde sus orígenes.

      Las fuentes documentales sobre este periodo son muy escasas, destacando laHistoria Gothorum de Isidoro de Sevilla,  y una crónica de Juan de Biclaro.


     Entre las fuentes materiales destacan la lápida comenciolo, una lucerna bizantina, y el llamado Tesorillo bizantino de La Alcudia.


Archivo:Lapida comenciolo.jpg
La lápida comenciolo conmemora la construcción de las murallas
de Carthago Spartaria. Realizada hacia el 589-590, es el principal
testimonio epigráfico que se conserva de la presencia bizantina en España.

Archivo:Lucerna bizantina.jpg
Lucerna bizantina, conservada en el Museo
Arqueológico de Cartagena.


      En La Alcudia de Elche se han encontrado diversas monedas y piezas de orfebrería bizantinas. Estas piezas, entra las que destacan varias sortijas de oro, piedras grabadas, pendientes,cadenas y collares de oro y piedras, monedas de bronce, entre ellas las monedas bizantinas del emperador Honorio y del emperador Arcadio.
Joyas del llamado Tesorillo bizantino de La Alcudia.

Monedas del Tesorillo bizantino de La Alcudia.



- INFLUENCIA DEL ARTE BIZANTINO EN EL TERRITORIO VALENCIANO.


    En Valencia podemos encontrar algunas tablas del siglo XIII, que muestran una clara influencia de los iconos bizantinos. Entre estas tablas destacan la Virgen de Gracia de la iglesia de San Agustín y la Virgen de la iglesia de Monteolivete.

Virgen de Gracia. Iglesia de San Agustín. Valencia.

Virgen de Monteolivete. Valencia.



    En el Centro Cultural de la "Beneficiencia", donde se alberga el Museo de Prehistoria y de Las Culturas Valencianas, se encuentra una iglesia cuya decoración interior esta basada en la antigua decoración bizantina.
     La Beneficiencia se construyó a mediados del siglo XIX, estando destinado a los servicios de asistencia y benéficos de la ciudad de Valencia. La iglesia fue construida en 1883 por Joaquín Maria Belda Ibáñez,  en estilo Neobizantino. Las paredes y el techo encuentran pintadas imitando la estética de los mosaicos bizantinos.



Iglesia de la Beneficiencia.


Fachada de la iglesia de la Beneficiencia.



Antiguo retablo del altar de la 
iglesia de la Beneficiencia.

Iglesia de la Beneficiencia de Valencia.



Iglesia de la Beneficiencia de Valencia.




      El arte bizantino se desarrolla en Rusia desde el año 989, cuando el Principe Vladimir  de Kiev se convierte al cristianismo para casarse con la hermana de Basilio II, emperador de Constantinopla. Pero, fue después de la conquista de Constantinopla por los turcos en el año 1453, cuando el arte bizantino empieza a florecer en  los países eslavos y, principalmente, en Rusia. Moscú se convertirá en la nueva capital del arte bizantino, siendo también la cabeza de la Iglesia Ortodoxa.
    En la nueva arquitectura bizantina destacan las iglesias cubiertas por cúpulas bulbosas, como la Iglesia del Bienaventurado Basilio, en la Plaza Roja de Moscú. También resultan importantes la conservación de los antiguos modelos de los iconos bizantinos y de la decoración mediante mosaicos y pinturas policromadas.
      En el año 2002 se inició la construcción de la primera iglesia ortodoxa rusa que existe en España. El templo se encuentra en la población alicantina de Altea, siendo el templo una réplica de una iglesia rusa del siglo XVII. Destacan de su arquitectura las bóvedas bulbosas de color dorado, así como la decoración mediante mosaicos, siguiendo la estética de los iconos bizantinos.

Iglesia Ortodoxa de Altea (Alicante)

Las acuñaciones bizantinas en Hispania


Escasas y aún no bien conocidas, las emisiones que el imperio bizantino realizó 
en la Península, probablemente en una ceca situada en Cartagena, presentan
 peculiaridades que las diferencian de sus coetáneas visigodas y del resto de
 talleres dependientes de Constantinopla.
La presencia bizantina en España entre los años el 554 y la segunda década del
 siglo VII era conocida hasta hace no muchos años por poco más que las
 fuentes históricas. Sin embargo, con el desarrollo de la arqueología, en particular
 de la urbana, se ha ido descubriendo la base material que corrobora este asentamiento
 especialmente en el sureste peninsular. Paralelamente, los estudios 
numismáticos han ido documentando en los últimos tiempos la existencia 
de moneda bizantina, especialmente procedente del norte de África, entre el circulante
 de los siglos V y VI d.C. en las zonas levantina, meridional y las islas Baleares.
Hasta hace poco más de medio siglo nadie se había planteado que en Hispania
 pudiera haber funcionado un taller monetario bizantino. Fue Ph. Grierson quien, en un
 conocido artículo publicado en la revista NumarioHispánico en 1955 fijó la procedencia
 de una serie de monedas inclasificables, copiadas de las bizantinas, dispersas 
en gabinetes y colecciones de todo el mundo, y que parecían formar entre sí un
 grupo homogéneo distinto tanto de las emisiones bizantinas contemporáneas como 
de las imitaciones de pueblos bárbaros bien sistematizadas.
Para indagar la procedencia de estas piezas tuvo un gran peso rastrear el origen de las
 colecciones en las que se encontraban, y poco a poco Grierson vio que muchas de ellas
 podrían haber sido formadas o compradas en España, como era el caso de las piezas 
conservadas en el British Museum, procedentes de la colección de un cónsul inglés asentado
 en Málaga. Tampoco parecía disparatado pensar en un origen semejante para la moneda
 conservada en la Hispanic Society, ni mucho menos para los ejemplares de las colecciones
 privadas de Vidal-Quadras y de W. Reinhart. Incluso había aparecido una en el tesoro 
de Recópolis (Zorita de los Canes, Guadalajara).
También el aspecto físico de las piezas recordaba a las monedas visigodas
 contemporáneas, principalmente por su ley, que no concordaba con lo conocido 
para las monedas bizantinas contemporáneas, pero sí recordaba a primera vista 
a las visigodas, lo mismo que sucedía con el peso y la delgadez del cospel. Así pues,
 había muchos indicios para pensar que estas emisiones procedían dela Península.
Cronológicamente, los emperadores que aparecen en las monedas coinciden con aquellos
 que tuvieron dominio sobre territorio hispano. Las primeras conocidas están emitidas
 a nombre de Justiniano, quien fue el artífice de la conquista de estas regiones, y las últimas
 pertenecen a Heraclio y Focas, esto es, mediados de la década del 620 d.C., momento
 en el que la presión de los visigodos fuerza el abandono bizantino de la Península.
En el anverso, las características más peculiares son la forma en la que se representa la 
diadema del emperador, mediante dos hileras de pequeños glóbulos, y la aparición de una 
cruz sobre la cabeza a partir de las emisiones de Mauricio Tiberio. En lo que respecta a los 
reversos, se conocen dos tipos: el primero de ellos sería el de la victoria representada
 de frente, sosteniendo corona y globo crucífero, y el segundo la cruz potenzada,
 adornada con alfa y omega, sobre tres gradas.
Pero si hay algo que realmente diferencia estas emisiones es la peculiar epigrafía 

monetal, en la que destacan la m y la a unciales, y especialmente esta última, desconocida 
por completo en cualquier otra emisión bizantina o de los pueblos bárbaros contemporáneos.
Una consecuencia derivada de la atribución a Hispania de estas acuñaciones fue pensar
 que quizás hubieran dado lugar a imitaciones en el ámbito visigodo, y es posible que 
en ese grupo hubiera que incluir algunas piezas del tesoro de Recópolis tenidas por
 merovingias, tema que aún no parece haberse dado por zanjado.
Tampoco tenemos certeza acerca de dónde fueron acuñadas estas monedas hispano-bizantinas
. Dentro del territorio controlado por Bizancio en Hispania, y aunque hay quien no descarta
 situar la ceca en el sureste peninsular, por ejemplo en Málaga, si hubiera funcionado un taller
 monetal lo más probable es que hubiera estado situado en su capital, la ciudad de
 Cartago Spartaria, actual Cartagena,
Por otra parte, en las recientes excavaciones realizadas en dicha ciudad, han salido
 a la luz unas pequeñas monedas de bronce que muestran en una de sus caras una 
cruz y en otra la letra D, marca de valor alusiva a cuatro nummii, que se atribuyen 
también a época bizantina. Los hallazgos de estas piezas han ido en aumento
 paralelamente al desarrollo de la arqueología urbana cartagenera, en contextos
 bizantinos fechados a partir de Justiniano y por su concentración en la ciudad no 
parece descabellado pensar que fueron acuñados allí.
Las monedas de estas series hispano-bizantinas son escasas, pero es cierto 
que a partir de la publicación de Grierson ha habido un goteo de ejemplares 
publicados, una vez asumido por la comunidad numismática la adscripción de 
las piezas y su autenticidad. En su trabajo este investigador hablaba de una docena 
de ejemplares que había podido recopilar. Hoy en día son algunos más, no muchos,
 por poner un ejemplo recientemente se han publicado un tremissis de Heraclio procedente 
de Menorca y otro de Focas que se conserva en el monetario de la Real Academia desde el
 siglo XVIII y constatado en diversos documentos con notas tales como “No lo es [común] 
una moneda de oro de Focas de q.ecareciamos (…) es moneda muy rara, y muy parecida
 a la de ntros. Reyes Godos”.



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